365 días para acercarse a Dios

Día 14

Como el aleteo de una mariposa

El efecto mariposa se ha tratado de explicar con frases como "El aleteo de una mariposa puede causar un tsunami" o "el aleteo de una mariposa tiene repercusiones al otro lado del mundo".

Lo que estas frases tratan de enseñarnos es que todo el universo está conectado y que la más mínima acción puede causar efectos en la naturaleza. Esto mismo se aplica al hombre: toda acción bondadosa provoca cambias hacia el bien, cualquier acción negativa, lo hace hacia el mal.

Este pensamiento lo podemos encontrar en el Génesis. Explica que el universo, el hombre y el pueblo elegido de Israel tienen sus orígenes en la mano divina del Dios. También nos hace reflexionar en el origen del pecado y su extensión por el mundo.

El pecado original se puede comparar con lo que pasa al lanzar una piedra a un estanque de aguas tranquilas, creando ondas que se esparcen hasta llegar a la orilla. En el caso del Génesis, el pecado de Adán provocó el fratricidio de Caín, que la humanidad se llenara de maldad y fuera destruida por el diluvio universal, la confusión de lenguas en Babel, etc., etc. También causó que la longevidad del ser humano se viera reducida.

Cristo nos enseña que así como los efectos del mal son devastadores, también los efectos del bien pueden llegar a cambiar el mundo.

Hasta mañana...

Día 15

Queja y solución

Cierto día, un joven, cansado de ver tanto mal en el mundo en forma de guerra, injusticia, violencia, divorcio, aborto, asesinato, robo, secuestro, narcotráfico, terrorismo, corrupción, sexo sin amor, explotación, discriminación, etc., se pregunta en tono de desesperación "¿Acaso Dios está ciego y sordo? ¿No se da cuenta de lo que sucede? ¿Se complace y disfruta de la maldad?"

Y con estas preguntas en su cabeza y corazón decide preguntarle a Dios "¿Porque no haces algo para cambiar esto?".

Entonces, Dios le responde diciendo: "¡Ya hice algo muy importante!"

El joven, lleno de curiosidad, le pregunta: "¿Podrías decirme qué fue lo que hiciste?"

Y Dios le respondió: "¡Te mandé a ti a la Tierra!"

Cada vez que un bebé nace, es un mensaje de Dios diciéndonos que aún tiene esperanza en la humanidad.

Hasta Mañana...

Día 16

Vida o muerte

La armonía con Dios es la fuente de la vida. Dios mismo es la fuente de la vida y tiene poder para darla y quitarla.

Antes del pecado original Adán y Eva no morirían, pero este primer pecado originó la ruptura de la armonía de Dios teniendo como consecuencia la mortalidad del ser humano.

Para indicar que el pecado es como un cáncer que va creciendo y destruyendo al ser humano, el Génesis afirma que conforme el pecado se fue extendiendo por el mundo, la longevidad del ser humano fue disminuyendo. Los descendientes de Adán, hasta Noé, vivieron más de 300 años, pero en la época de los patriarcas la edad bajó a menos de 200 años.

Este simbolismo Bíblico aún tiene vigencia. Quien vive en paz y armonía tiene la sensación de vivir más, porque los años no son lo que importa, sino la forma en que se viven. De igual manera, a mayor maldad, la vida parece acortarse y perder su sentido.

Hasta mañana...

Día 17

Las diferentes heridas

Un hospital tiene diferentes áreas especializadas para atender las diferentes necesidades de los pacientes.

Sería absurdo que alguien quisiera entenderse un raspón en urgencias o un catarro en rayos X. En el mundo de la medicina regularmente actuamos de manera razonable, sin embargo en el mundo espiritual, no siembre tenemos la misma claridad.

En lo corporal sabemos que, para evitar la muerte, debemos que atender cualquier herida, infección o enfermedad. En lo espiritual es común que no reconozcamos los problemas, y en caso de hacerlo, no hacemos nada para resolverlos, poniendo nuestro espíritu en peligro. En lo corporal sabemos que los virus, bacterias, heridas, o cualquier enfermedad termina por dañarnos gravemente. En lo espiritual, lo que nos daña en forma individual, pareja, familia, en sociedad e incluso a nivel ecológico se llama pecado.

De acuerdo a la gravedad o repercusión, los pecados se pueden clasificar como personales, aquellos que se cometen de forma individual y solo afectan al individuo, y sociales, los cuales son cometidos por grupo de individuos, o naciones y afectan a aquellos que los cometen y a toda la sociedad.

Es interesante comentar que la mayoría de los fieles solo reconocen sus pecados personales y no se hacen responsables ni confiesan sus pecados sociales.

De acuerdo a la gravedad y los efectos de los pecados, se pueden clasificar en: veniales, graves y mortales.

Hasta mañana…

Día 18

Consultorio preventivo o sala de urgencias

¿Cómo está tu salud espiritual?
¿Cuándo te hiciste tu último examen?

Como veíamos el día de ayer, los pecados pueden ser, de acurdo a su gravedad: veniales, graves o mortales.

Veniales: Son los pecados leves o cotidianos. Son aquellos que no rompen la comunión con Dios pero hacen que nos detengamos en nuestro camino hacia Él. Cuando estos pecados se vuelven frecuentes y repetitivos pueden convertirse en materia grave. Estos se pueden perdonar rezando un Padre Nuestro o del acto de contrición, agua bendita o una buena acción.

Graves: Son acciones consientes y libres que rompen nuestra relación con Dios, nos alejan de Él y ponen en peligro nuestra vida espiritual. El pecado grave no se da solo cuando por nuestras acciones despreciamos directa y formalmente a Dios o al prójimo, sino también cuando consiente y libremente elegimos algo desordenado que transgrede gravemente las normas morales. Ante un pecado grave es conveniente acercase al sacerdote.

Mortales: Rompen definitivamente nuestra amistad con Dios y nos excluyen de su reino. El pecado mortal tiene que ver con la opción fundamental del hombre: Con Dios y con su amor o contra Él.

Hasta Mañana...

Día 19

El monstruo de siete cabezas

La mitología griega menciona que Hércules enfrentó a la Hidra de Lerma, un monstruo terrible que con su solo aliento envenenaba las aguas y secaba los campos. Esta criatura monstruosa tenía múltiples cabezas que, cuando llegaban a ser cortadas, renacían inmediatamente. Este monstruo solo podía ser vencido por quien fuera capaz de cortarle la cabeza principal. Hércules pudo hacer lo anterior, además de quemar los cuellos para que los tejidos no pudieran reconstruirse.

Los cristianos tenemos que vencer cotidianamente nuestra propia Hidra: los siete pecados capitales.

Como ya vimos, pecado es la acción u omisión contraria al bien, no solo afecta a quien lo comete y es una ofensa a Dios y el prójimo.

La iglesia llama pecados capitales a aquellos que dan origen a todos los demás, los cuales son: soberbia, avaricia, lujuria, ira, envidia, gula y pereza.

Cada uno de ellos se vence enfrentándolo con un arma especial.

Hasta Mañana...

Día 20

Soberbia y avaricia

Es correcto y positivo que el hombre tenga una sana autoestima y orgullo de si mismo. Esto no es malo.

La soberbia infunde el deseo incorrecto, egoísta, desordenado y enfermizo de grandeza personal. Propicia que la persona se sienta Dios.

La soberbia ocasionó el pecado de la desobediencia de Adán y Eva y les hizo perder la amistad con Dios. Por ella los ángeles rebeldes se negaron a obedecer y seguir a Dios.

Algunos de sus efectos son: la presunción, la ambición, la vanagloria y la hipocresía.
Cristo nos enseñó a vencer la soberbia con el arma de la Humildad.

Los bienes materiales no son malos. No es malo poseerlos y administrarlos correctamente, si su fin es satisfacer las necesidades de la vida, sostener y afianzar a la familia. Sin embargo, cuando los bienes se convierten en obstáculo para la salvación, se cae en la avaricia.

Este pecado propicia el deseo desordenado de los vienen temporales, el deseo de poseer sin necesidad real. Propicia el apego a las cosas terrenas y el endurecimiento del corazón hacia los más necesitados. Aleja a la persona de Dios y sus semejantes, porque piensa que no lo necesita, que las posesiones materiales son suficientes y hacer del dinero su ídolo.

Cristo nos enseñó que la avaricia se combate con Generosidad.

De tarea lee Mateo 12, 41-44.

Hasta mañana…

Día 21

Lujuria, ira, envidia y pereza: pecados capitales

Dios creó al hombre y la mujer y bendijo su unión, según Génesis 1, 27-28. Con amor verdadero todas las expresiones corporales son buenas, así lo manifiesta el Cantar de los Cantares 1, 2.4. Sin embargo, el sexo sin amor se convierte en lujuria, que significa darle más importancia al placer del cuerpo que al amor, es la inclinación desordenada de los placeres sexuales y es capaz de matar el amor por la búsqueda del placer. Sus efectos son: infidelidad, ruptura matrimonial, abusos y violaciones, escándalos, pornografía, prostitución, embarazos no deseados, abortos, contagio de enfermedades, etc. La lujuria se vence con amor verdadero.

El enojo es una emoción sana porque es la  manifestación de nuestra molestia por algo que nos disgusta, ofende o frustra. No es conveniente reprimirlo, más sí controlarlo, porque termina por afectarnos negativamente. Cuando el enojo nos hace explotar se convierte en destructivo y por tanto, en ira, que lleva al hombre a  rechazar violentamente lo que le desagrada y lo hace buscar venganza. Los efectos de la ira son: guerras, enemistades entre pueblos, pleitos entre parejas y amigos, maltrato y violencia contra los hijos. La ira se vence con paciencia.

No es malo el consumo de manjares y bebidas hecho con moderación, sin embargo, la gula infunde una pasión desenfrenada por comer o  beber, haciendo que el abuso se convierta en maldad. Es causante de desórdenes como la diabetes, obesidad, embriaguez, etc. Sus efectos son: embotamiento intelectual, muerte prematura, accidentes, violencia intrafamiliar, separación matrimonial, maltrato infantil, etc. Se vence con templanza y sobriedad.

La envidia hace que sintamos tristeza o enojo por el bien ajeno y alegría por el mal ajeno. Hace que nos consideremos menos y que sintamos que disminuye nuestra propia excelencia cuando el prójimo triunfa o recibe bienes y dones. Nos hace vivir acomplejados por el progreso de los demás. Sus efectos son: la calumnia, la maledicencia y el odio. La envidia se vence con generosidad y magnanimidad.

La pereza propicia languidez de ánimo, que es vivir bajo la ley del mínimo esfuerzo en cualquier área de la vida. Quienes viven seducidos por ella viven en la mediocridad, en la miseria, en la ignorancia y la irresponsabilidad, haciendo sufrir a quienes dependen de ellos. Se vence con diligencia, disponibilidad y prontitud en el servicio, es decir, con trabajo.

Hasta mañana…

Día 22

La Revelación del misterio

Imagina que durante un viaje te toca compartir con una persona el auto, la habitación del hotel, las comidas, etc. Imagina también que durante todo el viaje esa persona no se presenta, no habla, no expresa emoción alguna. Al concluir el viaje te queda la sensación de que esa persona es un misterio para ti.

Las personas somos un misterio para las demás. Solo pueden conocernos en medida que abrimos los canales de comunicación, cuando expresamos lo que queremos y revelamos nuestra intimidad.

Los mismo ocurre con Dios. Sola hasta que Él decidió revelar su misterio pudimos conocerlo mejor. Por medio de la creación Dios se revela a sí mismo como un Dios creador, ordenador y providente de la humanidad.

Para develar su misterio, Dios mismo quiso revelarse. Formó un pueblo e inspiró las escrituras que conocemos como la Biblia y gracias a ella podemos entablar una amistad con Dios y recibir de Él todas sus bendiciones.

Ahora nos toca a nosotros aceptar la comunicación con Dios.

Hasta mañana…

Día 23

Pentateuco o Torá

Los cristianos llamamos Pentateuco a los primeros cinco libros de la Biblia. Aunque fueron escritor en griego, su nombre viene del hebreo penta (cinco) y teujós (funda de libros) haciendo referencia a las fundas en las que se conservaban los rollos de papiro.

Los judíos llamaban a estos libros La Torá, palabra hebrea que significa “acometer” o “dar un tiro”, ya que la consideran guía, enseñanza o ley para dar en el blanco. Los libros incluidos en el Pentateuco son: Génesis (del hebreo Bereshit), Éxodo (del hebreo Shemot), Levítico (del hebreo Vayikrá), Números (del hebreo Bemidbar) y Deuteronomio (del hebreo Devarim). También se le llama ley Masóica porque según la tradición judía fueron escritor por Moisés.

Con el fin de comprender mejor la revelación, los judíos añadieron a los primeros libros todo el antiguo testamento, sin embargo, como no aceptan que Cristo es el Mesías, no aceptan los libros del Nuevo Testamento.

Hasta mañana…

Día 24

El diluvio ¿un plagio?

En la Biblia podemos encontrar que el escritor inspirado por Dios se basa en textos de otras culturas de le época para dar un determinado mensaje. Sin embargo, no se trata de un plagio porque el mensaje es totalmente distinto.

Un ejemplo es la Epopeya de Gilmadesh y el diluvio. Las similitudes de este texto y la Biblia son:

a) La inundación ocurre en la llanura de Mesopotamia.
b) El personaje principal es advertido para que construya una embarcación para huir de la inundación.
c) El personaje principal recibe instrucciones para salvar a su familia y un ejemplo de cada animal.
d) Las embarcaciones son selladas con alquitrán.
e) Las embarcaciones se detienen sobre una montaña.
f) Las aves fueron enviadas a determinar si las aguas bajaron.
g) El personaje principal sacrificó una ofrenda.

No obstante el mensaje es totalmente distinto. En la Epopeya los dioses están enojados con la humanidad porque no los dejaban dormir. La razón del diluvio es que Dios siente pesar por la maldad y violencia humanas. El héroe de la Epopeya fue elegido son ninguna razón, en el Génesis Noé fue elegido por ser un hombre justo. La Epopeya menciona que se embarcaron animales, comida, joyas de oro y otros artículos de valor. El Génesis resalta que lo único de valor era la familia de Noé, los animales y la comida. La Epopeya relata que los dioses fueron azotados por el agua, el Génesis muestra un Dios que tiene poder sobre las aguas. La Epopeyas muestra a dioses peleando entre sí, la Biblia muestra un Dios misericordioso que promete nunca más destruir a la humanidad con una inundación.

La historia completa la puedes leer en Génesis, capítulos 6 al 9.

Hasta mañana…

Día 25

El arca de Noé

Según el Génesis, el arca de Noé medía 135 metros de largo por 22.5 de ancho por 13.5 de alto. La lluvia duró 40 días y 40 noches y el agua cubrió montes por 150 días, pasando más de un año para poder ver tierra firme.

Estos datos son suficientes para comprender que se trata de una narración fantástica, por lo tanto no se trata de presentar un acontecimiento histórico.

En realidad muestra que el Dios tiene poder para crear y destruir. El corazón del hombre no puede ser caminad desde el exterior, ni por alguien ajeno, no por miedo o por fuerza. Por eso San Agustín decía: “Dios que te creó sin ti, no puede salvarte sin ti”. Dios da a cada uno la oportunidad y la libertad para esa transformación. Cada ser humano es responsable de sus acciones y actitudes y debe de vivir la experiencia de Noé dejando ahogar aquello que le impide crecer espiritualmente. En este sentido el diluvio es una imagen de las aguas el bautismo que por el poder de Cristo destruyen el pecado y dan la vida de la gracias.

Aun así hay quienes se empeñan en ir al monte Ararat a buscar los restos del arca.

Sería mejor atendieran las palabas escritas por Mateo 24, 37-39.

Hasta mañana…

Día 26

¿Números reales o simbólicos?

El diluvio duró 40 días y 40 noches. La Biblia menciona en algunas ocasiones los números 7, 12, 40 y 666. También menciona los múltiplos de 7 o del 12. Sin embargo, no debemos interpretarlos siempre en sentido literal.

Por ejemplo, el 7 puede ser una referencia a la perfección. Más referencias al 7 en Mateo 18,21.

En Apocalipsis 7, 4-10 y 14, 1-13 aparece el número 144. Esta multiplicación del 12x12 es una representación de la invitación de Dios a que toda la humanidad sea salva, como se lee en 1 Timoteo 2,3-4.

Recordemos también las 12 tribus de Israel y los 12 apóstoles.

En Levítico, el 40 se usa mucho para los ritos de purificación, examen o maduración. Profundiza en Génesis 7,17; Éxodo 24, 18; Deuteronomio 8,2; 1 Reyes 19,8; Mateo 4,2 y Hechos de los Apóstoles 1,13. Estos son solo algunos ejemplos de las más de 150 veces que se utiliza este número en la Biblia.

El Apocalipsis está lleno de números simbólicos; 7 es el número de la perfección;  8 (7-1) representa la abundancia de la perfección; 6 /7-1) representa la deficiencia. La bestia se representa por el 666; 1000 es un número infinito y 12 es la cifra santa, indica plenitud, y multiplicado por sí mismo (144) presenta la plenitud universal.

Hasta mañana...

Día 27

La torre de Babel, una escalera para llegar al cielo

Para llegar al cielo basta una escalera muy grande, unir varias de ellas, construir una torre o subir una montaña. Así lo pensaban quienes construyeron la torre de Babel.

Sin embargo, Cristo no enseña que el cielo, más que un lugar, es una manifestación del poder de Dios sobre todas las cosas y es opuesto al reino de los poderes terrenales. Es una forma distinta de conocer la vida y relacionarse con Dios y con el prójimo, de trascender esta vida y llevarla a un nivel espiritual para alcanzar la inmortalidad después de la muerte. Así es como se explica en Lucas 17, 20-21.

En el capítulo 11 del Génesis se narra la construcción de la torre de Babel, cuya interpretación se puede resumir en que cuando el hombre le quiere arrebatar a Dios el cielo, habla un idioma de egoísmo que ocasiona la confusión y la dispersión. Solo quien habla el idioma del amor puede ser entendido por todos, tal como se puede leer e Hechos de los apóstoles 2,8 donde se narra un episodio totalmente contrario a de la torre de Babel.

Hasta Mañana...

Día 28

El primer día de clases

Cuando los padres llevamos a nuestros hijos por primera vez a la escuela, lo hacemos con el corazón lleno de esperanza, esperanza de que sea el inicio de un largo camino cuyo fin sea el que nuestros hijos concluyan una carrera profesional. Pero para llegar a cumplir esa meta, no se puede desechar lo aprendido a niveles inferiores, lo aprendido en preescolar es útil en la primeria, lo de primaria en secundaria y así hasta concluir.

En la Biblia ocurre algo similar. Parecerá que Dios va llevando de la mano a los protagonistas y de ninguna manera les exige un comportamiento o un nivel de entendimiento superior al que en ese momento tienen, en especial a los del Nuevo Testamento.

Haciendo una analogía podemos decir que el preescolar es cuando Dios elige a Abraham, y tal como un párvulo lo hace con su maestra, Abraham confía ciegamente en Dios. Posteriormente Dios lleva al pueblo de Israel a la primaria, donde les enseña a distinguir lo correcto  de lo incorrecto, los enseña a obedecer aunque en un principio no comprendan las reglas, utilizando constantemente la palabra NO para enseñar lo que hace daño (los 10 mandamientos). Al llegar a la etapa de la secundaria, el profesor Dios se vuelve más exigente, por lo que pondrá ante su pueblo jueces, reyes y profetas para que no desvíen sus pasos y cuando sean merecedores de un castigo por su rebeldía Dios los desterrará a Babilonia. Así el pueblo pasará a la preparatoria donde tendrá que convivir con griegos y romanos sin perder su personalidad e identidad. Finalmente llegarán a la universidad, donde el catedrático Jesucristo les enseñará que lo más importante de toda su educación es vivir el mandamiento del amor.

Hasta mañana…

Día 29

Construyendo un camino. El inicio de un pueblo

Si los personajes del antiguo testamento fueran ficticios, a excepción de Adán, Eva, Caín, Abel, Set y Noé, el pueblo de Israel no hubiera existido.

Dios tuvo la paciencia suficiente para esperar a que un hombre le tuviera fe suficiente como para dejar atrás su tierra, su gente y una fue politeísta.

La historia demuestra que fue en Mesopotamia donde se inventó la escritura. Ahí se escribió sobre piedra el Código Hammurabi, una de las legislaciones más antiguas del planeta. Fue al sur de aquel lugar, entre le rio Tigris y el Éufrates,  en la antigua ciudad de Ur, donde Dios descubrió a quien sería no solo el padre del pueblo de Israel, sino el considerado padre de los judíos, musulmanes y cristianos.

Para más conocimiento de esta etapa léase Génesis 12, 1-3 y Génesis 15, 5-21.

Hasta mañana…

Día 30

Un sello en la carne: la circuncisión

Abram había ya concebido un hijo con su esclava, Agar. Sin embargo, la bendición de Dios llegaba hasta tener un hijo con la esposa, y así lo deseaba Abram, por eso Dios le prometió que tendría un hijo de Sara. Poco después de la promesa, Dios cambió el nombre Abram por Abraham que significa “padre de muchos pueblos” y le exigió un signo en la carne. Él y todos los suyos tendrían que circuncidarse como signo visible de pertenencia a Dios. Desde entonces los judíos circuncidan a sus bebes al octavo día de nacidos.

Abraham tenía 99 años cuando se circuncidó y su hijo Israel tenía 13, razón por la cual los judíos toman tal edad como límite para realizar la circuncisión.

Ahora se considera que la alianza con Dios se lleva en el espíritu y no en la carne, después de la predicación de Cristo ya no es necesaria la circuncisión para ser salvo, tal como explica San pablo en la primera carta a los corintios 7, 18-19.

Hasta mañana…

Día 31

La importancia del Hijo de la Bendición

Aunque Dios significa "padre de muchos pueblos" su historia comenzó con la esterilidad de su esposa Sara. En esa época la tasa de mortandad infantil era muy alta, por lo que no era mal visto que el jefe del clan o familia tuviera hijos con sus esclavas, esto para poder asegurar la descendencia, por lo tanto la poligamia no era considerada una infidelidad sino más bien una necesidad de supervivencia. No obstante, las diferencias entre los derechos de los hijos eran grandes. El primer hijo de la esposa era considerado la Bendición de Dios y tenía todos los derechos mientras que los demás hijos, especialmente los de las esclavas, eran considerados inferiores. Por esta razón Abraham anhelaba un hijo de su esposa Sara. En este contexto, Dios y Abraham, de acuerdo a las costumbres de la época, harían una alianza y un trueque. El patriarca le entregaba a Dios su fe y total confianza y Dios, por su parte, con un milagro, le daría a Isaac, el hijo de la bendición.
Hasta mañana…